Jueces 8:1-12
Verso 6: Y los jefes de Sucot dijeron: ¿Están ya las manos de Zeba y Zalmuna en tu poder, para que demos pan a tu ejército?
¿Cuántas veces reaccionamos así cuando vemos a un visionario que tiene una misión del Señor y nos pide un poco de ayuda? Siento que muchas veces negué la ayuda por desconfiar de ese hermano que estaba haciendo lo posible en su ministerio y necesitaba tan solo una mano que yo podía tender.
300 hombres del ejército de Gedeón para un pueblo no es mucho, sin embargo, significa un costo cuando Israel venía sufriendo del constante asedio de los madianitas y los pueblos vecinos. Es por eso que a estos hombres de Sucot tampoco les sobraba demasiado, y en esa situación es cuando viene Gedeón a pedirle pan, cuando no tienen ni para ellos.
Aveces en la necesidad de uno, Dios pide que le demos a otro necesitado. La pregunta que nos hacemos es -¿Y yo?- siempre pensamos desde el punto de vista egoísta. Pero Dios hoy me pide, dale, aunque sea poco lo que tenés. Porque así Jesús elogió a la viuda que lo daba todo y no a los ricos que en su riqueza daban lo que les sobraba. Incluso Jesús mismo entregó todo, su vida, su deleite, su santidad, para que nosotros tengamos una oportunidad.
Lejos del discurso de algunos cristianos aferrados a cuestiones psicológicas que dicen “yo tengo que estar bien para servir a otros”, Dios nos enseña que solo hay que tener un corazón con ganas y amor para servir. De esta forma crecemos, porque cuando nos sobra, todos damos (menos algunos tacaños de naturaleza). Sin embargo, cuando falta, ¿le vas a entregar el corazón a Dios?
¿En qué momento adoramos? Levantar las manos y dar gloria cuando todo sale bien está bueno, no está mal. Sin embargo, cuando falta, cuando uno no tiene ¿Adora a Dios? ¿obedece?
La vida de un cristiano debe ser la de un verdadero adorador. Muchos nos preguntamos en nuestra ignorancia cristiana: -¿Cuándo es que adoramos a Dios?-. Dios nos responde -te mandé a mi hijo, él dio la vida por vos para cumplir con mi voluntad, padeció todo lo que un humano puede padecer y hasta lo que no puede padecer, la muerte en la cruz por los pecados de otros, por amor. Bueno, así se adora-.
La adoración viene de comprender su voluntad, para ello necesitamos de Jesús y necesitamos de parecernos a Jesús. Eso significa que cuando uno ama a Dios, realmente desea hacer su voluntad, y su voluntad está en amar a tus hermanos.
Señor, me doy cuenta que no soy un buen adorador. Cuando mi vida se pone pesada y presenta un poco de dificultad empiezan mis quejas y mi falta de constancia. Ayudame a darlo todo, incluso cuando no tenga prácticamente nada. En el nombre de Jesús, amén.