Línea directa al Corazón son Podcast que la organización Dante Gebel pone en su sitio web: www.dantegebel.com.
Son reflexiones de unos cinco minutos aproximadamente que hace el Pastor de jóvenes Dante Gebel, alentando a que los cristianos nos animemos a salir a hacer lo que siempre está en nuestra mente pero nunca salen a la luz.
Me fue interesante poder transcribir un audio que dura unos cinco minutos, que resulta interesante para que jóvenes con visiones cristianas puedan leer o escuchar como una exhortación para que no se solo se quede soñando sino que emprendan el viaje a arriesgarse a confiar en Dios y vencer esas barreras de miedos a las que muchas veces llamamos incorrectamente "prudencia".
Si bien no esto no es un ataque a aquellos que prefieren decidir por quedarse sentados, este mensaje es un punta pie inicial para que los jóvenes se animen a salir a jugar en la cancha y no quedarse en las ideas y miedos. Por lo tanto, tengan el aprecio de simplemente escuchar y poder reflexionar con respecto a su pasividad cristiana y los miedos que gobiernan en las mentes de los que mueren sin cumplir ningún objetivo.
A propósito del temor a lo nuevo, yo me acuerdo cuando teníamos veinti tanto años, el único filtro por el que pasamos cualquier propuesta para hacer algo para Dios es:¿Esto servirá para inspirar a esta generación? ¿Señor va a sumar a tu Reino que hagamos esto? y si la respuesta era positiva no había mucho más para cuestionar. Lo emprendíamos con o sin dinero, con o sin mayoría, o al todo o nada. Y hoy somos más cautelosos ¿No? De eso quiero hablar en esta línea al corazón: de esa cautela o de esa prudencia que muchos dicen tener antes de emprender un nuevo proyecto.
Claro que no lo llamamos temor, le decimos prudencia. Tampoco le decimos miedo a lo nuevo, decimos "quiero confirmar que sea la voluntad perfecta de Dios" y aveces disfrazamos con semántica un claro tema de querer obedecer ciegamente como cuando uno era niño, como cuando hacíamos esas cosas simplemente porque Dios lo había pedido.
Yo me acuerdo que cuando la vi por primera vez a la mujer de mi sueños, le dije: "no importa lo que pienses de mí, yo voy a ser el padre de tus hijos. Mírame bien porque voy a ser el hombre con el que pases el resto de tu vida". Obviamente casi que recibo un cachetazo, pero se casó 6 meses conmigo después y me dio tres hermosos hijos. Entonces, ¿Tuve miedo? Y si, tuve miedo. Pero no quería perderla y tenía mucho por ganar.
"Deme este empleo" Le dije a los veinte años a un empresario de Argentina. "No quiero que me paguen por todo el resto del primer mes. Yo voy a trabajar gratis hasta que usted vea lo que puedo significar para su compañía. Solo déjeme que le demuestre que puedo ser el mejor vendedor que usted jamás haya contratado" El hombre se echó a reír porque era impertinente mi manera de hablar, y me contrató al instante, supongo que más por simpatía que por necesidad. Siete meses más tarde yo era el gerente de venta en una de las sucursales más importantes de un reconocido shopping de la Argentina.
"No se preocupe por el dinero" le dije al presidente del estadio mundialista de Velez Sarfield, un estadio en Buenos Aires, allá por octubre del 96', "Solo déjeme firmar el contrato y de algún modo se lo pagaré". Cuatro meses más tarde alguien apareció con el monto total del contrato y saldó la deuda. Mi pregunta sigue siendo: "¿Cómo me animé a semejantes riesgos? ¿Qué estaba pensando? ¿Qué tenía en la cabeza? La fe de un niño, la certeza a que si no me arriesgaba a por lo menos intentarlo nunca sabía lo que iba a ocurrir.
Moody una vez, el famoso predicador, dijo: "Señor, ayúdame a mostrarle al mundo, lo que tú puedes hacer con alguien que se entrega completamente a ti" Y vaya que resultó la oración.
Cuando seas viejo no vas a arrepentirte de lo que hiciste sino de todo aquello que justamente no te animaste a hacer.
Cuando la Biblia dice: "Alégrate de tu creador en los días de tu juventud" se refiere a que solo tenemos una oportunidad de ser jóvenes y a bajar de la barca. Y hazme un favor personal, cuando te toque llegar al cielo busca a Simón Pedro y pregúntale qué haría de volver el tiempo atrás. Dile: "Pedro si tuvieras que bajar de la barca otra vez, aun sabiendo que vas a unirte ¿volverías a intentarlo?" Y yo se lo que te va a responder, no porque hable con Pedro, sino porque también caminé sobre aguas turbulentas en más de una ocasión Él te va a decir: "por su puesto, de volver el tiempo atrás lo haría una y otra vez, solo para que Él vuelva a sostenerme en medio de la tormenta, es que vale hundirse mi viejo, si al menos es que lo estás intentando por Él" Pedro fue el único que pudo contarle a sus hijo lo que se siente tener el agua como grama abajo de sus pies.
La Biblia no pierde el tiempo con los que miran desde la seguridad de la barca. La Biblia no habla de la "siesta de los apóstoles" sino de los "Hechos de los apóstoles" Y hay un gran secreto, hay que conservar el niño a perpetuidad, hay que seguir siendo ese niño que le cree todo al Señor.
Yo a diario me encuentro con jóvenes que dicen: "Yo tengo un sueño, quiero descubrir el propósito de mi vida" y después de unos años siguen estando en el mismo lugar frustrados porque nada les resultó. Por eso alguien dijo que el cementerio está lleno de sueños, sueños que nunca se cumplieron, destinos que nunca fueron alcanzados, y por lo general, la causa es que no se atrevieron a hacer algo por primera vez, aún con el riesgo de fracasar en el intento como la mujer que tocó el manto abriéndose paso en medio de una multitud, el ciego Bartimeo que gritó, todos ellos tuvieron un común denominador: LO INTENTARON, caminaron sobre las inestables olas del riesgo ¡salió bien! Ingresaron a historias pero pudo haber salido mal. De todos modos, no estuvieron pensando "y si lo hago y si no lo hago" Simplemente lo hicieron.
Así que te animo a que lo hagas, a que lo intentes, a que bajes de la barca, en la línea directa al corazón.