lunes, 25 de noviembre de 2013

"El deseo y la codicia" Colosenses 3:5 - Prédica del Pastor Dr. Pablo Ra.

Esta prédica trata de la idolatría en los tiempos de hoy. Es uno de las mejores prédicas que he escuchado a lo largo de mi vida. No porque haya sermones mejores que otros, sino porque revela una gran verdad que hoy en día no se tiene en cuenta porque se ve cómo algo antiguo o del pasado y se cree que ya no es una cuestión importante en que la iglesia debería trabajar y hablar más.
La idolatría es un problema actual en la iglesia, y sin que uno sepa, puede estar practicándola.
Espero este apunte del sermón lo ayude a recapacitar en su condición actual y reflexionar sobre su vida espiritual.
En lo personal me ha mostrado que aún soy un gran pecador y debo arrepentirme, y entregarle muchas cuestiones a Cristo que aún no le he dado en sus manos.


"El deseo y la codicia" - Prédica del domingo 24 de Noviembre, por el Pastor Dr. Pablo Ra. 

Colosenses 3:5 NVI
“Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría.”

Los primeros llamados por Dios fueron los israelitas. A ellos se les dio los 10 mandamientos para poder adorar y servir a Dios. El primer mandamiento dado fue: no hacerse otros dioses. Se Prohibió la idolatría.
La idolatría es un problema que persiste hasta hoy en día.
Sobre este tema se trata el sermón y trataremos dos puntos sobre la idolatría:

1. Vamos a pensar sobre la idolatría y su peligro.

Pueden ser personas, cosas que se ven o cosas que no se ven, que toman más importancia que Jesús en nuestras vidas, eso es idolatría.
Cuando deseamos algo más que Dios mismo eso es idolatría.

Estas cosas que deseamos pueden convertirse en dueños nuestros. Incluso nuestro servicio en la iglesia o cuestiones que hacemos para bien pueden llegar a convertirse en ídolos para nosotros.
En el pasaje habla de la lujuria o de cuestiones así, pero la idolatría es mucho mas abarcativa.
Sin darnos cuenta podemos estar bajo idolatría. Incluso aquellos cristianos fervorosos pueden estar bajo idolatría.
Si estoy bajo idolatría mi relación vertical con Dios y mi relación horizontal con la gente se pervierte.
Pueden ocurrir problemas dentro de la familia, dentro de los amigos o personas que nos rodean como en el trabajo, escuela, etc.

El pensamiento de un idólatra es ver las cosas de este mundo con más importancia que Cristo mismo.
Solo viendo a Cristo, se puedo estar libre de idolatría.

2. Cómo puedo descubrir si yo estoy en idolatría.
¿Cuándo es que estoy feliz? ¿Cuando disfruto más?
En ese lugar estoy cayendo en idolatría.

Hay 5 cuestiones que podemos ver para descubrir si uno está en idolatría:

1- Cuando se busca lo prohibido.
Si uno está disfrutando lo prohibido por Dios se está bajo idolatría. (Inmoralidad, robos, deseos bajos, etc).

2- Cuando se busca algo excesivamente.
Al buscar constantemente algo para llenar ese placer, ese momentos o cuestión se convierte en idolatría. Esto puede ser dinero o alguna actividad (deportes, golf, pesca, correr, viajes o cosas así), que concentran la mente solamente en ello.

3- Cuando se busca algo sin gratitud.
Si algo que se tiene o se busca no da ganas de agradecer a Dios es porque se está bajo idolatría.
Toda cuestión placentera o de felicidad que no me lleva a la gratitud hacia Dios, es porque es un ídolo.

4- Cuando se busca algo provocando problemas en las relaciones.
Toda cuestión que se busque, si lleva a afectar de mala manera alguna relación, es porque es idolatría.
Aunque sea algo que uno necesite, si se busca haciendo mal a alguien es porque se está idolatrizando esa cuestión.
Este tipo de personas al servir en la iglesia, lo hace pero destruyendo a otros, porque es un idólatra.

5- Cuando se busca con la mentalidad de ser privilegiados en algo.
Todo lo que se desee alcanzar por lograr un lugar de importancia o algún tipo de privilegio es porque se está bajo idolatría.
Incluso cuando se hacen servicios o acciones en la iglesia o consideradas “cristianas”, pero se lo hace con un propósito de buscar privilegios, es porque se está bajo idolatría.
Hay muchas cristianos que sirven, oran o leen la Biblia por esta cuestión de privilegio.

Conclusión:

Filipenses 1:20 NVI
“Mi ardiente anhelo y esperanza es que en nada seré avergonzado, sino que con toda libertad, ya sea que yo viva o muera, ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo.”

Un verdadero cristiano busca exaltar a Cristo. Un cristiano no le interesa nada mas que Cristo en su vida. Sólo él es importante en todas las cuestiones, y todo lo que haga será para exaltarlo y glorificarlo.
Cuando en la vida se hace o se busca algo enfocado en otra cosa que no sea Cristo, se está bajo idolatría. Por eso debemos alejar todo tipo de idolatría y buscar solo glorificar a Jesús.
La idolatría comienza cuando Jesús empieza a estar después del ídolo.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El día del juicio final

El día del juicio final

Algún día llegaron las multitudes de todos los tiempos frente al creador en su asiento de juez y éste se puso a juzgar. Y el creador preguntó uno por uno: “¿Qué hiciste con tu vida?”

Un hombre, mirando a sus alrededores perplejo, y aún sin entender lo que ocurrió, decía: “gané demasiado dinero, pero no te lo puedo mostrar. Raramente estoy desnudo ahora, pero te aseguro que fui exitoso”

Una mujer viendo a las otras mujeres, se miró el cuerpo y solo vio desnudez. Ella miró a las otras mujeres y se dio cuenta que no había diferencia: “Juez, creo que sabes que yo fui hermosa en la Tierra y todas estas mujeres que están acá, que ahora se parecen mucho a mí, me admiraban y querían ser como yo, pero ahora no sé cómo demostrártelo, pero te aseguro que fui exitosa”

Un grupo de hombres se miraban entre sí con detalles, como reconociéndose pero negando lo que veían. Uno de ellos al ser cuestionado por el todopoderoso contestó: “Yo luché para que mi raza esté por sobre las demás, y aquellos que están de aquel lado, que ahora no entiendo por qué pero están iguales que yo, eran los hombres de color y los inferiores. Te aseguro que yo fui superior que ellos y que logré establecer la imagen perfecta de hombres y mujeres en la humanidad”

Otro sujeto que miraba constantemente el suelo pensativo se acercó ante el juez: “Las acciones y mis pensamientos marcaron tendencia en la humanidad. Hasta este día fui el autor más leído por diferentes ideologías políticas, cambié sistemas económicos y políticas de estado ¡Fui un gran revolucionario! Pero no tengo ningún libro de los que escribí en mi mano ahora, estoy seguro de que los conocés. Aunque negué tu existencia, seguramente admirarás mi capacidad intelectual.”

Caminando sigiloso y soberbio se acercó un individuo muy seguro: “Yo fui tu representante en la tierra, mi palabra pesaba tanto como la tuya, aunque ahora veo que no es tan así. Incluso gobernaba lo que supuestamente era tu ciudad, pero no sé como mostrártelo porque no tengo nada de mis vestimentas sagradas ahora. Pero tengo la certeza de que vos me estableciste como rey religioso supremo.”

Pasando el trono había dos grandes caminos.
Por un camino, muchos hombres y mujeres caminaban aún sin entender su destino, donde estos últimos sujetos estaban siendo enviados. Por el otro lado, una multitud mucho más pequeña se alegraba mientras eran vestidos con ropas blancas y disfrutando del reencuentro de unos con otros.

Mientras estos hombres y mujeres eran llevados hacia el mismo camino de incertidumbre, un hombre se acercó sonriente y con certeza de su respuesta: “Esperé mucho este momento. He trabajado día y noche para que muchos de los que van por ese camino de alegría estén ahí. Aún cuando fui condenado a muerte, no me cansé de llevar la única verdad que hoy me da alegría seguir teniendo, porque mi verdad está sentado a tu derecha y es Jesús, y no es por lo que yo haya hecho que puedo estar confiado, sino porque acepté lo único que es eterno: el perdón y el reinado de Jesús en mi vida”

El creador con ojos resplandecientes tocó la frente de éste último hombre y una corona se formó sobre él. 
Y le dijo: “Sabés el camino, mi querido hijo. Andá con confianza con tus hermanos”

Las multitudes seguían avanzando y las puertas de la eternidad permanecían abiertas. Los ángeles veían ante sus ojos el fin de los tiempos y el inicio de la nueva era.
Algunos hombres y mujeres no podían creer que esa verdad tan absurda era real: existía un cielo y un infierno, y el cielo no era un destino para los hombres exitosos de la tierra, sino un lugar para los que habían creído”. Tampoco era cosa de religiosidad, muchos estaban confusos porque creían que tenían que estar del otro lado pero sus innumerables acciones no podían pagar el precio del perdón. 
Sólo había un requisito, que el Hijo diera testimonio a favor para la absolución.

Cuando el juicio concluyó, las puertas del Hádes se cerraron y la separación fue absoluta. Ya no había más tiempo, porque el creador concluía con su obra perfecta. La humanidad que alguna vez creyó ser dueña del mundo y de la historia, hoy se encerraba bajo las llamas de un fuego eterno o frente al gran trono celestial en la ciudad de oro y cristal.

El fin de los tiempos era una realidad, todas las mentiras y lo material cesaron, y la única verdad sostenible era la que siempre fue y será por toda la eternidad.

lunes, 4 de noviembre de 2013

¿Te prometieron libertad alguna vez? Reflexión

Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos del pecado…
2 Pedro 2:19



La promesa de libertad de los líderes de opinión secular es lo más habitual y popular en un mundo donde creen que por ser cada uno su mismo dios, son libres.
Pero habla de que incluso líderes dentro de la iglesia, serán condenados como falsos maestros ¿Por qué? Porque aún siguen siendo prisioneros y esclavos de estas tres características y tendencias pecadoras y maliciosas: 
-Buscar la fama
-Inmoralidad sexual (Todo tipo de acto sexual fuera del matrimonio)
-Codicia por lo material y el dinero.
A esto lo llama “La senda de Balán” (2 Pedro 2:15)
Y luego dice, en el versículo 19: Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos del pecado y de la corrupción porque uno es esclavo de aquello que lo controla.

¿Alguna vez sentiste que eras libre por cometer actos sexuales desenfrenados, por tener dinero en tu mano o obtener reconocimiento de otros? Fijate la diferencia entre el placer y el ser realmente libre, porque tu “libertad” puede estar incluso condicionada por tu placer, si es que ese placer es verdadero.
Pero la realidad nos muestra a miles de personas “exitosas” que terminaron sus vidas sin felicidad y con un profundo temor a la muerte. Muchos de ellos, creyeron ser libres pero al morir, no eran libres de su propia muerte.

Hoy en día, hay muchas promesas de libertad, dentro y fuera de la iglesia. 
Pedro lo advierte. 2 Pedro 2:1-2
“En Israel también hubo falsos profetas, tal como habrá falsos maestros entre ustedes. Ellos les enseñarán con astucia herejías destructivas y hasta negarán al Señor, quien los compró. Esto provocará su propia destrucción repentina. Habrá muchos que seguirán sus malas enseñanzas y su vergonzosa inmoralidad; y por culpa de estos maestros, se hablará mal del camino de la verdad. “

Falsos maestros.
¿Cuántas veces sentiste que estabas viendo a alguno? Pedro los describe como los que siguen la senda de Balaán (Un profeta que se dejó llevar por la codicia del dinero). 
Cuando pensamos en esto, nos suenan nombres de papas, líderes religiosos que predican enriquecimiento material, movimientos zen que dicen que la paz está en hacer silencio y piden dinero para sus cursos, “iglesias” que sólo se basan en el personalismo de algún pastor como si fueran Perón, o los casos más alevosos como la “iglesia universal” que habla de comprar aceites para la bendición, y así muchos casos más como sectas testigos de jehová, mormones que predican caminos que ni ellos mismos pueden seguir.

Hay una sola verdad que hace libre: Ser discípulos de Jesús. 
Juan 8:31 dice: “Jesús les dijo a los que creyeron en él: -Ustedes son verdaderamente mis discípulos si se mantienen fiel a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”

Un verdadero líder o maestro, lleva la verdad a sus seguidores, aún cuando tenga que entregar su vida al sacrificio más cruel. Jesús fue ese líder y nos dio el ejemplo, y ser su discípulo significa eso, llevar la verdad hasta el sacrificio que libera.
¿En qué está basado tu vida? ¿Hay una libertad eterna? ¿Estás verdaderamente librado de la muerte? ¿Y esos placeres momentáneos te dan libertad y paz?
Jesús puede darte libertad a través de su verdad. 

Toda iglesia que predique esto y toda persona que lleva este mensaje es portadora del verdadero mensaje de salvación y libertad.