martes, 8 de julio de 2014

"Cómo hacer que tu hijo coma pescado" - La ley del ejemplo


Hoy, como todas las mañanas, me desperté temprano para ir a trabajar. Antes de salir visualicé un rico sandwich que mi mamá había dejado sobre la mesa para que desayune. Lo tomé y prendí la tele.
Lo curioso fue que al poner el noticiero de la mañana, una mujer aconsejaba a los periodistas que incluir el pescado en la dieta daría múltiples beneficios en materia de vitaminas, especialmente en niños. Pero los periodistas lejos de su profesionalismo, llenos de subjetividades ponían expresiones de asco y de menosprecio ante el consejo.
El pescado es un alimento que despierta mucho interés en algunas culturas pero en otras no tanto, hay personas que realmente disfrutan de comer pescado y otras que ni siquiera desean verlo. Es por eso que aún siendo un alimento muy útil y bueno, muchos prefieren no tenerlo en cuenta en sus menúes familiares.

Pero sin irme de tema, lo que me llamó la atención no fue el hecho de incluir el pescado en la dieta y sus múltiples beneficios, ya que era algo que conocía de antemano, sino el consejo que esta nutricionista dio a los periodistas que ante la propuesta planteaban el cómo darle este alimento a los chicos quienes eran los más beneficiados.
La mujer dijo "si quieren que sus hijos coman pescado, ustedes tienen que mostrarle que comen pescado" ¿Fácil no? Al oírlo se me hizo una mueca en el rostro pensando que esta profesional de las dietas había dicho un principio básico de la humanidad: dar el ejemplo.

Hoy en día, y en todas las épocas fue así, los padres reclaman a sus hijos más estudio, no ser vagos, ser bondadosos, ser honestos, no mentir, profesionalismo, destacarse en la sociedad, esfuerzo, ganar mucho dinero, obediencia, escuchar, puntualidad, ser sabios, las mejores notas, hacer ejercicio, casarse con el/la mej@r, y así podemos seguir con una lista infinita de requisitos ideales para ser un "buen hijo" (yo diría superman o la mujer maravilla). Pero ¿Cuál es el dilema que cruza todo hijo/a en esta situación de reclamo permanente?
Podríamos decir que hasta no hace mucho, los hijos de carpinteros eran carpinteros y el hijo del rey heredaba la corona. Pero la realidad demuestra que este principio no ha cambiado mucho. Capaz me digas que estoy equivocado, que los hijos ya no siguen lo mismo que los padres ¿A sí? Es verdad que hoy en día la sociedad ha dado vuelcos inesperados y que desde que el capitalismo nos enseñó la posibilidad del "American Dream" (sueño americano), las personas tienen un abanico abierto de posibilidades para su crecimiento personal. Pero el paso del tiempo nos ha demostrado que pocos hombres y mujeres que han nacido en un contexto de marginalidad y pobreza, han superado esa cuestión, y que los hijos de hombres y mujeres que no han terminado sus estudios universitarios, probablemente no tengan tanto interés de concretar lo que los padres no terminaron ¿Por qué?
Los padres son el ejemplo principal de toda criatura que nace en este mundo (exceptuando casos obvios), son lo primero que todo hijo ve, lo que primero idealizan, aquellos a los cuales se aferran durante toda su niñez. Si los padres no leen, el hijo probablemente no lo haga, al menos que tenga una influencia externa que lo esté motivando a hacer.
Todavía recuerdo el caso de un predicador de jóvenes adolescentes. Él me contaba indignado la situación que vivían sus jóvenes ovejas. Muchos padres venían a él pidiéndole ayuda para que el adolescente estudiase mejor y pudiese tener un hábito de estudio y lectura constante para que su hijo fuese un hombre profesional y estudioso. Ante ese reclamo, el predicador le preguntó a una de esas madres en cuestión qué era lo que ella siempre hacía al llegar de su casa del trabajo. La respuesta de esa madre fue que al llegar siempre se sentaba en el sofá y miraba novelas ¡Ese era su rutina diaria! Trabajar y mirar novelas -¿Qué pretende que hagan los hijos de esa mujer que mira novelas y trabaja?- me decía indignado el predicador -¿Que sea un gran estudioso?-. El predicador pudo ver que si la madre no comía pescado, lo más probable era que el hijo no lo hiciese.
Y yo recordaba a mis padres. Cada noche que yo iba a darles mis buenas noches, los veía a ambos acostados, rascándose la panza con una mano y con la otra mano tomando un libro. No tardé mucho en aprender el hábito de que antes de dormir, tenía que tener una mano en mi panza y la otra en un libro (vi comer pescado a mis papás y así yo también comí pescado).

Pero hay una excepción a la regla.
Mis padres también fueron una influencia para mí. Hoy yo puedo decir con orgullo que soy, en mayor parte, producto de lo que ellos fueron y son. (En su mayoría, porque lo que no saque de bueno de ellos, lo saqué del ejemplo de Dios, quien es mi padre creador).
Aún cuando ellos nunca pudieron entrar a la universidad por falta de recursos económicos, ellos desearon que yo sí lo hiciese. Hoy mi hermano mayor ya se recibió de abogado, en mi caso, estoy a días de recibirme de licenciado en ciencias de la comunicación y mi hermana está a unos meses de su licenciatura en relaciones internacionales. Pero no fue fácil para ninguna de las dos partes, tanto para mis padres como para mis hermanos y yo.
Por un lado, mis padres deseaban que nosotros pudiésemos terminar la carrera y nos incentivaron con apoyo económico y enseñándonos valores como la lectura, siendo ellos mismos ejemplos de lectura y estudio personal. Pero por otro lado, ellos nunca habían contando con la posibilidad de la experiencia de ser un universitario y esto llevó a varios conflictos y malentendidos. Reclamaban esas notas "altas" que en ciertas materias eran muy difíciles de obtener, constantemente nos acosaban con preguntas como "'¿no estudias?" cuando capaz ya habíamos terminado de rendir los exámenes. Con el tiempo, ellos fueron aprendiendo con nosotros que había cuestiones universitarias más allá de lo que "el populacho" decía, y de esta manera se fueron tornando más comprensibles. Y esa es la cuestión, ser comprensibles.
El comprender que nosotros no podemos reclamar una cuestión que nosotros no hicimos lleva a poner freno a nuestro reclamo y transformarlo en un consejo. La comprensión está ligado a la idea del amor, porque comprender implica ponerse en el lugar de la otra persona y tratar de sentir lo que esa persona experimenta.
Cuando uno comprende se transforma de alguna manera en una persona sabia, que entiende que no hay forma de enseñar si no es por medio del ejemplo. Entonces, si uno "reclama" a sus hijos o alumnos, ciertos resultados, la sabiduría nos muestra primero a nosotros quienes somos y luego a ponernos en su lugar, ser ejemplos, para aconsejar.

Y acá no hay mejor maestro que Jesús. Él entendió que si quería darle una lección a la humanidad tenía que vivir con nosotros y mostrarnos en carne propia lo que había que realizar por el mundo.
Él con su sabiduría entendía que ni siquiera él siendo Dios podía enseñarnos sin ejemplo, sentarse en su trono y bajar su línea de reglamentos no serviría de nada. ¡Porque él nos creó! Él sabía que nosotros no aprendemos sin ejemplo, y por lo tanto, así lo hizo, dio el ejemplo (comió pescado frente a nosotros para que nosotros comiéramos pescado).
Es por eso que aquellos que por fe aceptaron este evangelio de salvación que nos heredó Cristo, hoy tienen como meta máxima ser igual a él, que dio la vida por amor y para salvación de la humanidad ,y así lo hacen los que verdaderamente siguen sus pasos.
Un verdadero cristiano se distingue de un "cristiano" nominal porque su propósito está en seguir los pasos de Jesús, no los pasos de los hombres del mundo ¿Cómo detectar falsos cristianos? Fijate cuál es su propósito de vida, qué lo motiva, qué valores tiene. Porque así como todo hijo aprende de sus padres, todos aquellos que por fe en Cristo, se convirtieron en hijos de Dios, siguen los pasos de su Padre celestial.
ESTA ES LA EXCEPCIÓN DE LA REGLA. Aquellos que tomaron la identidad de hijos de Dios, hoy serán diferentes a sus padres terrenales, porque claramente siguen a otro ejemplo y es Jesús. En realidad la ley de ejemplo no cambió, sino que cambiamos el que va a ser nuestro ejemplo.

Por eso, esta pequeña nota sobre "cómo hacer que tu hijo coma pescado" me dejó esta enseñanza: Si uno desea desea cambiarle la vida y los hábitos a otros, entonces tiene que ser ese ejemplo de cambio. Pero si uno desea realmente cambiar su vida, entonces tiene que buscar el mejor ejemplo a seguir.
Gracias a Dios mis padres eligieron a Jesús, y ese ejemplo llegó también a mi vida, y yo también elegí al maestro de maestros.