Rindiendo el mérito que una madre que conduce con el amor de Cristo a sus hijos se merece. Ayer ella me escribió un mail diciendo (comentando su experiencia cuando viajó a Ushuaia, provincia al extremo sur de Argentina):
-Había como tres mil pingüinos magallánicos, y tan solo uno que le dicen el EMPERADOR. Impactaba con su presencia, ¡bien firme! entre toda esa multitud el estaba solito, parado entre medio de todos, sin moverse.
El HOMBRE también tiene que aprender a estar en soledad, sino no tenemos comunion y acercamiento a Dios. ¡La soledad es necesaria!
¡Te quiero mucho hijo!
Foto que agregó...
¿No es maravilloso?
Gracias Dios por la sabiduría que recae mediante las palabras de padres que te honran.
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