Un pequeño fragmento del libro "El discípulo" de Juan Carlos Ortiz me llamó la atención por lo divertido y fácil de entender que hace un ejemplo sobre la entrega a Cristo. Para reflexionar:
En el capítulo 13 de Mateo, leemos que Jesús dijo que el reino de Dios era como un comerciante que buscaba perlas finas y, que cuando encontró la perla de gran precio, vendió todo cuanto poseía para comprarla. El reino de Dios es la perla de gran precio. Nosotros somos los que buscamos las perlas valiosas, como felicidad, seguridad vida eterna. Al ser expuestos al reino de Dios, que es a perla de gran valor, debemos dar todo lo que somos y tenemos para poseerlo. En él hay felicidad, gozo, paz, sanidad, seguridad, eternidad, todo lo que hace feliz al ser humano ¿Cuánto cuesta esta perla?
-Bueno -dirá el vendedor-, es muy cara
-Bien, pero ¿Cuánto cuesta? -insistimos.
-Es muy, muy cara.
-¿Piensa que podré comprarla?
-Por supuesto. Cualquiera puede comprarla.
-Pero ¿no me acaba de decir que es muy cara?
-Sí.
-Entonces, ¿Cuánto cuesta?
-Todo cuanto usted tiene -responde el vendedor.
-Muy bien, estoy decidido ¡se la compro!
-Perfecto. ¿Cuánto tiene usted?
-Tengo cinco mil dólares en el banco.
-Bien. ¿Qué más?
-Eso es todo cuanto poseo.
-¿No tiene nada más?
-Bueno... tengo unos dólares en la billetera.
-¿Cuántos?
-Veamos, este... diez, veinte, treinta... aquí está todo ¡Cinuenta dólares!
-Estupendo ¿Qué más tiene?
-Ya le dije. Nada más. Eso es todo.
-¿Dónde vive?
-Pues, en mi casa.
-¿Tiene una casa? ¡La casa también!
-Bueno, suerte que tengo una casa de campo.
-¿Conque también tiene una casa de campo? ¡Esa también entra! ¿Qué más tiene?
-Pero si se la doy, tendré que dormir en mi automóvil.
-¿Así que también tiene un auto?
-Bueno, a decir verdad tengo dos.
-Ambos coches pasan a ser de mi propiedad ¿Qué otra cosa?
-Mire, ya tiene mi dinero, mis casas, mis dos automóviles. ¿Qué otra cosa quiere?
-¿Es usted un soltero en la vida?
-No, tengo esposa y dos hijos...
-Su esposa y niños también pasan a ser míos. ¿Qué más tiene?
-¡No me queda ninguna otra cosa! He quedado yo solo.
-Esta perla requiere todo, todo ¡Usted pasa a ser de mi propiedad! Ahora preste atención: todo lo que usted me dio es lo que cuesta esta perla preciosa, el reino de Dios. Usted ha entrado a mi reino, la perla preciosa es suya. Pero espere, todavía no he terminado. Usted tiene todos sus pecados, presentes pasados y futuros, todos perdonados. Su nombre está escrito en el libro de la vida. Usted es ahora miembro de la familia de Dios y tiene vida eterna. Pero mientras esté en esta tierra, voy a permitirle vivir en la casa que tiene en la ciudad y en la del campo. Le doy permiso para que usted viva con su esposa y sus hijos, use sus dos autos y también le devuelvo todo el dinero que me dio para comprar la perla.
-Pero entonces, si me devuelve todo lo que le di para comprar la perla. ¿Cuál es la diferencia?
-Oh, una diferencia muy grande. Como la casa donde usted vive es ahora mía, yo quiero que esté abierta a la hospitalidad, que sus vecinos encuentren allí salvación, que funcione allí una célula. También quiero que los automóviles estén a mi servicio. El auto es mío, usted es mi chofer. Si necesito el auto para llevar a un vecino al hospital en emergencia, o llevar a un amigo a la iglesia o cualquier otra cosa, no se olve de que el auto es mío, y usted es mi chofer. También el dinero que le devolví es mío, debe darme el diez por ciento y gastar el resto con cuidado. Todo lo que usted tiene es mío y debe estar a mi servicio. ¡Goce mi reino y cuide mis cosas!
Hola, muchas gracias por este pasaje contado tan gracioso, me encanta. También sé que hay un audio que me gustaría adquirir; saben ustedes dónde lo puedo adquirir? Gracias por su respuesta
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