En una época donde se busca volver a la esencia del cristianismo, el discipulado suena como la manera originaria que el Mesías, Jesucristo, usó para la misión de salvar a las almas perdidas.
¿Por qué buscaríamos otro método que no sea éste? ¿Acaso el maestro se equivocó? No, los que estamos equivocados somos nosotros. Si queremos negar el discipulado y seguir generando movimientos que crean decisiones momentáneas, obtendremos como resultado una fe fugaz y puramente basada en sentimientos. Esto causa de una simple cuestión: no somos bíblicos.
Pero no quiero extenderme más, sino dejarles este simple video que lo explica muy bien. Espero le sea de reflexión.
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